Una separación con hijos es siempre un proceso complejo para la familia. Si no hay vuelta atrás y la pareja ha decidido separarse, sin importar qué tan amigablemente sea el proceso, seguramente será un momento complicado para todos en el hogar. Esto es especialmente importante si se tienen hijos juntos. En estos casos las dosis de paciencia y cuidado necesarias se multiplican; algo que puede ser difícil de encontrar en un momento que ya es de por sí incierto para los adultos implicados. Para este tipo de situaciones no hay reglas absolutas que garanticen una transición sencilla, pero sí hay unas cuantas pautas aconsejables que pueden hacer el proceso algo más fácil.
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Tomarse el tiempo necesario para hablar
No importa cuán difícil sea la conversación, es importante sentarse con los hijos y explicarles qué va a pasar y por qué. No es necesario entrar en detalles complejos, pero sí ser lo más honesto y claro posible. Si se tiene más de un hijo, es buena idea hablar con ellos juntos y, si es posible, asegurarse de que ambos miembros de la pareja estén presentes. Debe ser una charla conjunta, en la que se dedique el tiempo y las explicaciones necesarias para cada uno de los niños. Esto reforzará el concepto de familia que afronta junta un momento difícil, y puede suponer la implicación de los hermanos mayores en apoyo de los pequeños.
Los niños tendrán preguntas. Hay que dedicarle el tiempo que haga falta para responderlas honestamente y mantener la conversación en forma positiva. Sí, las cosas van a cambiar, pero siguen siendo una familia y los quieren tanto como antes.
A medida que pasan las semanas, los niños tendrán más pensamientos y preguntas. Es una buena idea dejar una parte del día, relativamente regularizada, para hablar, no solo de este tema, de cualquier cosa que les preocupe. Puede ser después de la cena, y no necesariamente cada día, quizás dos o tres veces por semana, para generar un espacio en el que se puedan escuchar sus preocupaciones y responder cualquier pregunta.
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No ignorar los sentimientos
Es probable que los niños noten que sus padres están molestos, tensos o tristes. Si bien puede parecer una solución fácil fingir que todo está bien, esto no es recomendable. Es importante que se reconozcan los sentimientos y que los hijos tengan muy claro que ellos no son los culpables de esa tensión y tristeza. Aunque se intente mantener este tipo de sentimientos bajo control, esconderlos o disimularlos solo servirá para que los niños se planteen si esto es por culpa suya.
También hay que ser conscientes de las emociones que experimentarán nuestros hijos y abordarlas, no ignorarlas. Conversaciones simples, en las que se hable de lo que se siente y de cómo lo negativo irá mejorando con el apoyo de todos, pueden ayudar a tranquilizarlos y a que procesen de un modo saludable lo que está sucediendo.
Mantener las rutinas
Con tantos cambios, mantener a los niños en una rutina establecida es una forma importante de hacerlos sentir seguros. Sean cuales sean los arreglos realizados entre los miembros de la pareja, es buena idea acordar las mismas horas de las comidas, la hora de acostarse, la hora del baño, etc. para que los hijos mantengan una sensación de normalidad en su vida diaria.
No competir con la pareja
Es una trampa fácil en la que pueden caer los padres que se separan: tratar de superarse mutuamente para competir por el afecto de sus hijos. Ya sea mimándolos con golosinas o incluso hablando mal del otro padre, esto puede tener un impacto negativo en los niños. Pueden confundirse y sentir que se espera que tomen partido.
Además, no se debe nunca utilizar a los hijos como mensajeros entre ambos miembros de la pareja después de la separación. No es justo para ellos y es mejor que tengan un ambiente en que vean a sus padres hablar y comportarse de forma educada y positiva.
Hablar con su escuela o guardería
Es buena idea dedicarle un tiempo para explicar la situación a otras personas en la vida de los hijos. Los maestros o trabajadores de la guardería pueden notar un cambio en su comportamiento y es mejor si están al tanto de lo que sucede en casa para estar preparados para colaborar en el bienestar de los pequeños.
Ponerse de acuerdo en las cosas importantes
Si bien es poco probable que la pareja esté de acuerdo en todos los elementos de la crianza de los hijos, algunas de las decisiones importantes sobre el futuro de los niños deben tomarse en conjunto. Se deben discutir cosas como la educación, cuándo y cómo disciplinar y cómo lidiar con los problemas emocionales para que ambos padres estén en sintonía y los hijos no reciban mensajes contradictorios.
Buscar tiempo para la diversión
Seguramente habrá momentos tensos en una separación, por eso es muy importante que sigan divirtiéndose juntos. Si la pareja es capaz de hacer arreglos para que haga esto como una familia, les asegurará a los hijos que no todo en sus vidas ha cambiado y que todavía son parte de una familia que los quiere.
Es completamente normal que en ocasiones no sepas manejar la situación. Por eso, desde Instituto Somos podemos ayudarte a ti y a tu pequeño a gestionar esta nueva etapa, no dudes en contactar con nosotros.