Cuando una relación se acaba de una forma unilateral, es decir cuando uno  de los dos toma la decisión de separarse sin preguntarle al otro, sin darle explicaciones, ni plantearle  a su pareja que ve que la relación se está deteriorando y que han de buscar soluciones conjuntas para que dicha relación se salve, es sin duda, una de las experiencias más dolorosas por las que pasan  las personas.

El miembro de la pareja que ya ha tomado la decisión de separarse desde hace tiempo, ya que se ha dado cuenta que ya no siente lo mismo, que no quiere a la otra persona de la misma manera, que no le atrae sexualmente o que incluso empieza a acordarse de otras relaciones pasadas que ha tenido.

El paso que decide dar antes de separase de su pareja tampoco ha sido fácil, en algunos casos ya ha pasado  por el proceso de duelo antes de separarse físicamente de su pareja, ya que emocional y sentimentalmente ya se había separado.

Cuando le plantea al otro su decisión, la otra persona cree morir en ese momento, ya que para la otra parte todo estaba bien, los problemas o discusiones que han tenido tampoco las ve para tanto, ve que las cosas se podrían arreglar, se siente engañado y humillado, ya que la parte que es dejada no ha podido tomar una decisión, la han tomado por ella.

Esa parte se siente impotente, destrozada y sin esperanza en el futuro para volver a reiniciar su vida. ¿Y ahora qué va a pasar conmigo?

De un plumazo desaparece ante su vista una vida y sin fuerzas para volver a iniciar otra y sobre todo para volver a recuperar la confianza y la autoestima dañada y desde luego asumir y hacer el proceso de pérdida que se sabe cuándo empieza pero no cuándo acaba.

El día que se enciende la luz de su  oscuridad, es quizás el día que él recoge sus cosas para marcharse y te das cuenta que se va definitivamente, ya no hay marcha atrás.

El dolor que sienten es incluso físico, el corazón te duele de verdad y no hay consuelo, nada tiene sentido y la pregunta “¿Por qué?” choca contra las paredes de una casa vacía y su eco te devuelve la palabra “soledad”: sola, me ha dejado sola, se repite una y otra vez en tu cabeza como un disco rayado.

¿Qué puedo hacer para aliviar este sufrimiento?

Es normal que las primeras semanas después de la marcha del otro, llores, te lamentes, intentes que vuelva, te eches la culpa, todas esas emociones son normales que las tengas y es bueno que las tengas ya que estás vaciando tu dolor de alguna forma.

Una vez pasada esta fase tienes que plantearte volver a recomponer tu vida. Pregúntate si piensas pasarte una vida lamentándote por alguien que no te merece, que no contó contigo, y que desde luego no había confianza para que te planteara lo que estaba pasando en la relación.

Date cuenta de que a la larga la relación  no habría ido a ningún sitio y que hay cosas que tienen que pasar aunque no nos las merezcamos, quizás en ese tiempo no las comprendas pero todo pasa por algo y el tiempo pondrá las cosas en su sitio.

Intenta volver a quedar con los amigos y amigas que estén libres para salir de nuevo.

Haz cambios en ti, renueva tu imagen, tu armario, ponte guapa, invierte el tiempo en ti y en cuidar de ti misma, date cuenta que lo más importante eres tú.

Si tienes alguna cosa compartida con tu expareja lo mejor es que lo cierres a poder ser, ya que muchas veces no se puede cerrar definitivamente una relación si quedan cosas pendientes. Si no puedes, contrata a un mediador para que se encargue.

Y por fin decide tú ser la que tome la decisión final, que aunque sea él quien se ha marchado, eres tú quien decide no volver a estar a su lado.

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